GALLINAZO SÍ
CANTA EN PUNA
Hay un dicho muy
conocido en la zona minera de Perú – en la región más frígida del mundo-
que dice textualmente gallinazo no canta
en la puna y si canta, canta por fortuna.
Se refiere este dicho al hecho de que la gente morena –
los peruanos afrodescendientes- no pueden vivir en los climas fríos y menos aún
en los asentamientos mineros cuya altitud supera los cuatro mil metros sobre el nivel mar, con temperaturas que llegan a menos
de los diez grados centígrados bajo cero.
Pero el auge de la minería y la sana competencia entre
empresas mineras que entre otros hechos se demuestra con el apoyo al deporte,
ha permitido que este dicho sea sólo una verdad a medias.
Todos sabemos que al mismo tiempo que una empresa minera
se establece, lo primero que se construye es el campamento. El campamento es
el barrio de viviendas para los trabajadores en la zona de explotación minera o
muy cerca de la ciudad donde se establece la compañía minera.
En este barrio siempre hay una zona libre donde los niños y jóvenes pueden jugar,
charlar y compartir diversas experiencias.
.Rápidamente parte de esta zona se convierte en la canchita que es el campo de fútbol
donde niños, jóvenes y trabajadores se distraen jugando partidos de fútbol,
fulbito o vóley.
Las empresas mineras, en su afán de complacer a sus
trabajadores apoyan las iniciativas de hacer deporte, especialmente el fútbol y
en un alarde de competencia en este campo han llegado a propiciar la conformación de equipos
futbolísticos que representan al lugar donde
están asentados, lo que los convierten también en defensores de la empresa
minera en el campo deportivo.
Llegando al plan de la competencia, las compañías mineras
contratan como sus trabajadores a los mejores futbolistas de la zona para así
integrar sus equipos de fútbol.
Pero este afán de competencia va más allá y así hacen
importantes contrataciones de futbolistas de otros lugares, especialmente gente
morena de la costa.
Estos deportistas que serían los gallinazos del dicho, al
arribar a los campamentos mineros lo primero que sufren, son las inclemencias del clima propias del lugar en
donde se llegan a establecer.
Primero es el soroche y luego el álgido frío. Pero con
una debida atención médica y un proceso de aclimatación adecuado, a la quincena
de su arribo ellos ya están entrenando en el campo de fútbol desde las cinco de
la madrugada que es la hora en que el termómetro marca el momento más frío del
día.
Lo demás ya es historia conocida. Los futbolistas se
convierten en los ídolos del pueblo, participan en todas sus actividades,
incluidas las jaranas y francachelas en
donde derrochan el dinero ganado a costa de patadas en la cancha de fútbol.
De esta manera ellos
dan los por los suelos al dicho popular y más bien reafirman que gallinazo sí canta en puna y lo hace en
busca de fortuna.